martes, 9 de julio de 2013

María del Carmen Marengo



Si no me ven,
no existo.
(O existo en otro lugar,
que es como si no existiera).

Por qué tengo que ser yo
la que mira por la ventana.





La lágrima
despojó a los hijos
de su deber.

Hizo flaquear
sus ambiciones.

Y gobernó
en el desierto,
donde habían construido
su nueva casa.
La lágrima
impuso condiciones.





Todo nos falta
en esta caminata.
Tal vez
una flor silvestre
nos alimentará
con su gota dulce
hasta que llegue
la mañana.





A través del espejo
todos son iguales
a mí.
Dentro del espejo
todos respiramos
el mismo aire
transparente.
Fuera del espejo
todo es extraño,
hasta el aire
que me falta.





Mientras estoy aquí
tal vez
otro
allá
podría tocar mi mano.
Mientras estoy aquí
tal vez
alguien pasa frente a la puerta
allá.





Si sus manos fueran
como la lluvia,
no nos dejarían
de acariciar
ni un momento

Entonces
no tendríamos
este fuego
aquí.
Sus manos
lo apagarían.

Lavarían
y curarían
todas
nuestras heridas





¿Así cae una estrella
o así desaparece
una mariposa
en la llama?

Ni la estrella
cae
ni la mariposa
se abrasa.


Y no se entiende
por qué
aún reina
tu extraño equilibrio
del universo.







De regreso.

Todo está igual.
Nada está igual.

Se mueven los días
y las estrellas
buscan la forma
de recomponer el universo.




De El fuego invisible (Alción, 2001)

María del Carmen Marengo nació en 1968 en Balnearia, provincia de Córdoba, y actualmente reside en Córdoba. Es Profesora en Letras y poeta. Su ensayo Geografías de la poesía (2006) obtuvo el primer lugar del Premio Luis de Tejeda 2005. Fue becaria de Fundación Antorchas entre 2000 y 2002 y entre 2003 y 2005. Publicó los libros de poesía El fuego invisible (2001), El camino de los ángeles (2003) y El libro de los jardines y los abismos (2007).