Un sol embriaga pasos en su agonía,
un domingo que añora hojas verdes
alargando voces que suenan cada vez más distantes.
Hoy la melancolía es una copa trizada,
que brilla al en la siesta,
es un fuego en el atardecer
atando la tristeza de la calle desinflada.
Camino en el frío, séquito que calcina las hojas
abriendo con sus fantasmas el nicho de la vida.
Una mujer abre una ventana
para mirar la realidad con otros ojos,
un hombre en bicicleta se detiene y arma un cigarro
con tabaco Richmond.
Dos gorriones juegan,
se refriegan en los escasos rayos de sol.
Repaso con nostalgia mi niñez
en la proeza del negro Arce
que atrapó dos gorriones mientras peleaban.
Recuerdo las calles que solía caminar
pateando soledades, rumiando historias
donde pudiera ser el héroe.
Las avenidas de tierra se suceden,
y parece que estamos tan lejos de Dios
llevando la postergación
en este camino
en el polvo que lo cubre.
Sueños de un mundo mejor
que juegan a las escondidas,
en las manos del futuro
entre la mugre y los desperdicios
que la gente arroja a la vera de la calle.
Lejos de las grandes autopistas,
de autos último modelo
de ostentaciones de amor.
Cerca, muy cerca del olvido,
acariciando el retraso, el quedarse en el tiempo
entre bolsas negras cubriendo los menesteres
de la civilización como banderas deshilachadas de tristeza
decorando las tuscas y los espinillos.
Musa mayor
Me pierdo en tu mirada
mujer de vientos inmóviles
y de mareas calmas.
En los callejones de mi memoria
desnudas de niebla los recuerdos
y untas tus pechos con colores de nostalgia
cuando las palabras se me hacen esquivas.
Pasas y miro la tarde,
la bebo hasta volverme crepúsculo,
evoco rastros de sueños en los cuales
he derramado lágrimas que no me pertenecen
mañanas de rocío, gotas de agua
que patinan en las hojas tiernas de las plantas.
Te evoco en la baranda de mis letras
con palabras oxidadas
en el manto sagrado de la noche.
Te escucho en el silencio
y eres pasos, brisas, lluvia, tierra, sigilos
oración, las sombras que atrapan mis pupilas,
y el perfume de nostalgia
que el recelo de mis días no pudo guillotinar.
Hay momentos en que dejo
que la vida me devore,
que el viento afile recuerdos
y los acuchille en tus sombras.
Que en los patios de mi memoria bailes
con tu pelo al viento
oliendo a lluvia recién cortada.
Hay ratos en que la tristeza me embarga
mientras las ramas están estáticas
y los pétalos se mecen suavemente
en los jardines de las casas.
Hay días en que crece la niebla
en las hojas oscuras,
brilla en ellas el rocío
y los pájaros de la ventana
despiertan
en el momento preciso
en que amaneces.
La noche se quiebra en el bar
las luces de la calle
enarbolan sueños
que derriten la escarcha del ocaso.
Los ruidos enturbian los pasos
que se pierden entre las baldosas polvorientas.
Con mis dedos dibujo las siluetas de tus lágrimas
con mis manos acaricio la tristeza de tus mejillas
en la bruma blancuzca que envuelve las plegarias.
Me aturdo de silencios que se cuelan por las ventanas
reparo que la ciudad duerme bajo los pies de la oscuridad
y que yo tengo los brazos cansados de sostener madrugadas
en las que intento escaparme de mis problemas existenciales.
Me alejo para desvestir mis ojos de voces y recuerdos
y cubrirme con el tejido andrajoso de mis días.
Me escapo para vomitar mis palabras ulceradas
mientras invoco tu nombre en el filo de la madrugada
y exhalo cenizas para que la brisa arome a tierra mojada.
Bagdad
El fantasma de sherezada
apila cadáveres entre los escombros
y sus lágrimas tiñen de rojo
el desierto negro.
Sus manos de sándalo huelen a pólvora y humo,
y el fuego inunda las calles
derrumbando el sueño.
El humo aprieta gargantas
y se lleva gritos.
La sangre ahoga los rostros
que se lleva el alba.
Sobre una alfombra en jirones,
la muerte consuela a Sherezada
mientras el petróleo ahoga la vida
que toma el viento.
Nosotros
He leído el amor en tus ojos
cuando el día comenzó a parirse.
He saboreado tu cuerpo en una caricia,
mientras el mundo escapaba
en un vaso de vino.
Sentí tu pelo acariciando mi rostro
y tus manos rasgando las sedas del vacío.
Somos sombras de ilusiones
bajo el resplandor afligido de la luna.
Acaso de tanto andar en el filo de la noche
seamos miradas que se cruzan,
dos labios que ofrecen una sonrisa,
una flor partida por la escarcha,
o un puñado de palabras
Lucrecia
Gira entre ceibos y jacarandas
mientras la tarde besa el horizonte.
Sueña y rueda por el césped
como una rosa que no tiene corazón.
El viento ruge sus giros
y en las manos lleva el silencio.
Su aroma perpetuo
se agrega a nuestro frío
que guarda su recuerdo.
Mañana será olvido,
será secreto,
será imposible,
será presencia,
o será palabra,
que oculta, entre sus letras
la guarde.
Multiplicidad I
Si las mujeres
que habitan mi cuerpo
se despidieran en una triste tarde
y me dejaran vacío.
Si los niños que vagan en mi
hicieran cenizas de mis emociones.
Si no me despertaran
los sollozos de la madrugada,
y las horas, como pétalos de rosa,
no flotaran espaciadamente.
Quizás me dejaría llevar,
a manera del agua en un atardecer
junto a la montaña,
para despertar a tu lado
en una mañana de agosto.
La soledad se sienta a mi lado,
camina conmigo
mientras salva algunos poemas.
Aunque mute
de personaje en personaje,
está a mi lado y como un hada
me ayuda con las máscaras
y los disfraces,
mientras me cuenta
como estremeció a Rimbaud.
Me lleva de la mano
por calles grises
susurrando a mis oídos
los versos
que le dedicó Baudelaire.
En las mañanas comparte
un mate, unas palabras,
y a veces discute con la muerte
sobre quien obsesionó más a Hemingway.
La soledad corre conmigo
haciéndome sentir
niño y anciano.
Hablándome al oído,
mostrándome lo que le pintó
Andy Warhol.
La soledad, será tu ausencia,
tu olvido, los dragones de hielo,
o la sangre que escapa de mi boca.
Si un día tu ausencia se viste de luz
porque no estamos ni nos fuimos,
porque las palabras se crucifican
en mi garganta,
porque las estrellas ocultan tus señales.
Nos habremos olvidado,
del roce de nuestras pieles
en una noche sedienta,
de las voces del arroyo
hablándonos de amor,
del silencio de nuestras miradas,
del octubre, del enero.
Si un día tu presencia vestida
con el rojo de la tarde,
me lleva de la mano,
y seca mis lágrimas
tiñendo nuestros cuerpos.
Entonces escondería
el desaliento, la pérdida
de lo que no voy a encontrar
en tus ojos de fuego.
El jueves desparrama
su aliento entre las aves.
Y Dios vuelve
melancólico y vencido,
vio su funeral
desde lo alto de una piedra,
escondido en el llanto
de un sepulturero borracho.
Vio como levantaban y destruían
templos en su nombre.
Vio como se enriquecían
con su muerte, con su ausencia.
Dios sabe que su memoria
es de fuego, es de luna
y que en su cuerpo de mujer
puede esconderse libremente
entre los que lucran con su nombre.
I Ching
El humo del sándalo
arrulla mi destino.
Tiro las tres monedas Chinas
y su sonido metálico
transforma mi ser,
la noche garabatea mi futuro
en el llanto tibio de la luna.
A Ellas
Te recuerdo en el aroma
salvaje del viento
que hace estremecer
al campo que bosteza,
mientras un verde de estreno,
se embriaga de primavera.
Con fuego me pintaría los labios
y tatuaría en tu piel un arco iris.
Y te regalaría,
los atardeceres de miel,
los violetas del crepúsculo,
los paisajes bosquejados en azul,
un puñado de palabras
como un manantial de alas
para que vueles.
Pero no puedo,
el amor
en mis labios es
una vulgar palabra.
José Luis Colombini nació el 12 de enero de 1969. Apasionado desde siempre por la lectura y la escritura, asistió a numerosos talleres literarios. A mediados de los 80 participó del Grupo de Poesía Dadaísta “Los Chakales” en la ciudad de Mendoza, realizando publicaciones y recitales de poesía y prosa. Fue columnista en la publicación el Pulmonar de Merlo (San Luis).
Participó, dirigió y produjo varias revistas literarias, subtes y publicaciones undergrounds como: “Las tetas de tu novia” (1985), “La Mosca del Cuerno” (1991-1992), “La Ygwana de Cuarzo “(1994), “A través de los espejos”(1996-2005), etc… participó en la fundación de los grupos literarios: Agenda Literaria, Los cartoneros de la Palabra, Piedra Viva.
Condujo el programa radial ,”De Pies a Cabeza, Los pies para bailar, la cabeza para pensar” de marcado corte literario y cultural.(1995-1998).
Dictó charlas, sobre sensibilización poética y literaria en escuelas, profesorados y encuentros de poesía.
A conferenciado en distintas ciudades de Argentina, sobre temas de Poesías, Literatura y movimientos contraculturales.
Coordina Talleres Literarios.
Lleva a cabo Cafés Literarios, recitales de poesía, espectáculos poético artísticos.
Participa como poeta invitado en distintas ferias del libro del país (Córdoba, Villa Mercedes, Rosario, Mendoza, Villa Dolores) y en Ferias del libro alternativas e independientes.
Fué miembro del Círculo de Narradores “Paso del León” y uno de sus coordinadores.
Es Vicepresidente del Grupo Literario Tardes de la Biblioteca Sarmiento que lleva mas de medio siglo trabajando por la Cultura y lleva a cabo desde hace mas de 50 años ininterrumpidos los Encuentros Internacionales de Poetas en la Ciudad de Villa Dolores.
Publica en antologías poéticas, revistas, diarios, compendios de narrativa y cuentos del país y de Latinoamérica.
Administra y coordina tres blogs que se actualizan diariamente:
http://
http://
http://plectrosvisuales.
Ha publicado los libros: Detrás de la noche (Poesía) 2001
Remolinos de sal (Poesía) 2005
Naves de fuego (Poesía) 2009
En preparación: Crónicas Urbanas (Relatos)
Tatuajes Despojados (Poesía)