martes, 29 de noviembre de 2011

José Luis Colombini

Susurrando silencios

Me gustan las tardes en el campo y amanecer en la montaña
Me gustan las borrascas que dibujan
mil y una sugerencias en el cielo como una Princesa Persa
sosteniendo cuentos en el río de sus ojos.
Me gusta cuando estalla octubre
y perder mi mirada en los laberínticos pétalos de una rosa.
Desgranar la tarde con mis labios sobre tu piel,
ver un relámpago cortando la noche
y el verde del campo renaciendo en días solitarios.
Me gusta perderme entre calles y casas de adoquines,
pasear por una alfombra de hojas muertas
bajo una luna que besa tus pies.
Me gustan los silencios
que tejen palabras en mis manos vacías
para que las llenes de rocío.


Evocación Dominguera


Un sol embriaga pasos en su agonía,

un domingo que añora hojas verdes

alargando voces que suenan cada vez más distantes.

Hoy la melancolía es una copa trizada,

que brilla al en la siesta,

es un fuego en el atardecer

atando la tristeza de la calle desinflada.

Camino en el frío, séquito que calcina las hojas

abriendo con sus fantasmas el nicho de la vida.

Una mujer abre una ventana

para mirar la realidad con otros ojos,

un hombre en bicicleta se detiene y arma un cigarro

con tabaco Richmond.

Dos gorriones juegan,

se refriegan en los escasos rayos de sol.

Repaso con nostalgia mi niñez

en la proeza del negro Arce

que atrapó dos gorriones mientras peleaban.

Recuerdo las calles que solía caminar

pateando soledades, rumiando historias

donde pudiera ser el héroe.

Las avenidas de tierra se suceden,

y parece que estamos tan lejos de Dios

llevando la postergación

en este camino

en el polvo que lo cubre.

Sueños de un mundo mejor

que juegan a las escondidas,

en las manos del futuro

entre la mugre y los desperdicios

que la gente arroja a la vera de la calle.

Lejos de las grandes autopistas,

de autos último modelo

de ostentaciones de amor.

Cerca, muy cerca del olvido,

acariciando el retraso, el quedarse en el tiempo

entre bolsas negras cubriendo los menesteres

de la civilización como banderas deshilachadas de tristeza

decorando las tuscas y los espinillos.



Musa mayor


Me pierdo en tu mirada

mujer de vientos inmóviles

y de mareas calmas.

En los callejones de mi memoria

desnudas de niebla los recuerdos

y untas tus pechos con colores de nostalgia

cuando las palabras se me hacen esquivas.

Pasas y miro la tarde,

la bebo hasta volverme crepúsculo,

evoco rastros de sueños en los cuales

he derramado lágrimas que no me pertenecen

mañanas de rocío, gotas de agua

que patinan en las hojas tiernas de las plantas.

Te evoco en la baranda de mis letras

con palabras oxidadas

en el manto sagrado de la noche.

Te escucho en el silencio

y eres pasos, brisas, lluvia, tierra, sigilos

oración, las sombras que atrapan mis pupilas,

y el perfume de nostalgia

que el recelo de mis días no pudo guillotinar.



Hay momentos en que dejo

que la vida me devore,

que el viento afile recuerdos

y los acuchille en tus sombras.

Que en los patios de mi memoria bailes

con tu pelo al viento

oliendo a lluvia recién cortada.

Hay ratos en que la tristeza me embarga

mientras las ramas están estáticas

y los pétalos se mecen suavemente

en los jardines de las casas.

Hay días en que crece la niebla

en las hojas oscuras,

brilla en ellas el rocío

y los pájaros de la ventana

despiertan

en el momento preciso

en que amaneces.


La noche se quiebra en el bar

las luces de la calle

enarbolan sueños

que derriten la escarcha del ocaso.

Los ruidos enturbian los pasos

que se pierden entre las baldosas polvorientas.

Con mis dedos dibujo las siluetas de tus lágrimas

con mis manos acaricio la tristeza de tus mejillas

en la bruma blancuzca que envuelve las plegarias.

Me aturdo de silencios que se cuelan por las ventanas

reparo que la ciudad duerme bajo los pies de la oscuridad

y que yo tengo los brazos cansados de sostener madrugadas

en las que intento escaparme de mis problemas existenciales.

Me alejo para desvestir mis ojos de voces y recuerdos

y cubrirme con el tejido andrajoso de mis días.

Me escapo para vomitar mis palabras ulceradas

mientras invoco tu nombre en el filo de la madrugada

y exhalo cenizas para que la brisa arome a tierra mojada.


Bagdad


El fantasma de sherezada

apila cadáveres entre los escombros

y sus lágrimas tiñen de rojo

el desierto negro.

Sus manos de sándalo huelen a pólvora y humo,

y el fuego inunda las calles

derrumbando el sueño.

El humo aprieta gargantas

y se lleva gritos.

La sangre ahoga los rostros

que se lleva el alba.

Sobre una alfombra en jirones,

la muerte consuela a Sherezada

mientras el petróleo ahoga la vida

que toma el viento.


Nosotros


He leído el amor en tus ojos

cuando el día comenzó a parirse.

He saboreado tu cuerpo en una caricia,

mientras el mundo escapaba

en un vaso de vino.

Sentí tu pelo acariciando mi rostro

y tus manos rasgando las sedas del vacío.

Somos sombras de ilusiones

bajo el resplandor afligido de la luna.

Acaso de tanto andar en el filo de la noche

seamos miradas que se cruzan,

dos labios que ofrecen una sonrisa,

una flor partida por la escarcha,

o un puñado de palabras

nunca dichas.


Lucrecia


Gira entre ceibos y jacarandas

mientras la tarde besa el horizonte.

Sueña y rueda por el césped

como una rosa que no tiene corazón.

El viento ruge sus giros

y en las manos lleva el silencio.

Su aroma perpetuo

se agrega a nuestro frío

que guarda su recuerdo.

Mañana será olvido,

será secreto,

será imposible,

será presencia,

o será palabra,

que oculta, entre sus letras

la guarde.


Multiplicidad I


Si las mujeres

que habitan mi cuerpo

se despidieran en una triste tarde

y me dejaran vacío.

Si los niños que vagan en mi

hicieran cenizas de mis emociones.

Si no me despertaran

los sollozos de la madrugada,

y las horas, como pétalos de rosa,

no flotaran espaciadamente.

Quizás me dejaría llevar,

a manera del agua en un atardecer

junto a la montaña,

para despertar a tu lado

en una mañana de agosto.




La soledad se sienta a mi lado,

camina conmigo

mientras salva algunos poemas.

Aunque mute

de personaje en personaje,

está a mi lado y como un hada

me ayuda con las máscaras

y los disfraces,

mientras me cuenta

como estremeció a Rimbaud.

Me lleva de la mano

por calles grises

susurrando a mis oídos

los versos

que le dedicó Baudelaire.

En las mañanas comparte

un mate, unas palabras,

y a veces discute con la muerte

sobre quien obsesionó más a Hemingway.

La soledad corre conmigo

haciéndome sentir

niño y anciano.

Hablándome al oído,

mostrándome lo que le pintó

Andy Warhol.

La soledad, será tu ausencia,

tu olvido, los dragones de hielo,

o la sangre que escapa de mi boca.



Si un día tu ausencia se viste de luz

porque no estamos ni nos fuimos,

porque las palabras se crucifican

en mi garganta,

porque las estrellas ocultan tus señales.

Nos habremos olvidado,

del roce de nuestras pieles

en una noche sedienta,

de las voces del arroyo

hablándonos de amor,

del silencio de nuestras miradas,

del octubre, del enero.

Si un día tu presencia vestida

con el rojo de la tarde,

me lleva de la mano,

y seca mis lágrimas

tiñendo nuestros cuerpos.

Entonces escondería

el desaliento, la pérdida

de lo que no voy a encontrar

en tus ojos de fuego.


El jueves desparrama

su aliento entre las aves.

Y Dios vuelve

melancólico y vencido,

vio su funeral

desde lo alto de una piedra,

escondido en el llanto

de un sepulturero borracho.

Vio como levantaban y destruían

templos en su nombre.

Vio como se enriquecían

con su muerte, con su ausencia.

Dios sabe que su memoria

es de fuego, es de luna

y que en su cuerpo de mujer

puede esconderse libremente

entre los que lucran con su nombre.


I Ching


El humo del sándalo

arrulla mi destino.

Tiro las tres monedas Chinas

y su sonido metálico

transforma mi ser,

la noche garabatea mi futuro

en el llanto tibio de la luna.



A Ellas


Te recuerdo en el aroma

salvaje del viento

que hace estremecer

al campo que bosteza,

mientras un verde de estreno,

se embriaga de primavera.

Con fuego me pintaría los labios

y tatuaría en tu piel un arco iris.

Y te regalaría,

los atardeceres de miel,

los violetas del crepúsculo,

los paisajes bosquejados en azul,

un puñado de palabras

como un manantial de alas

para que vueles.

Pero no puedo,

el amor

en mis labios es

una vulgar palabra.




José Luis Colombini nació el 12 de enero de 1969. Apasionado desde siempre por la lectura y la escritura, asistió a numerosos talleres literarios. A mediados de los 80 participó del Grupo de Poesía Dadaísta “Los Chakales” en la ciudad de Mendoza, realizando publicaciones y recitales de poesía y prosa. Fue columnista en la publicación el Pulmonar de Merlo (San Luis).

Participó, dirigió y produjo varias revistas literarias, subtes y publicaciones undergrounds como: “Las tetas de tu novia” (1985), “La Mosca del Cuerno” (1991-1992), “La Ygwana de Cuarzo “(1994), “A través de los espejos”(1996-2005), etc… participó en la fundación de los grupos literarios: Agenda Literaria, Los cartoneros de la Palabra, Piedra Viva.

Condujo el programa radial ,”De Pies a Cabeza, Los pies para bailar, la cabeza para pensar” de marcado corte literario y cultural.(1995-1998).

Dictó charlas, sobre sensibilización poética y literaria en escuelas, profesorados y encuentros de poesía.

A conferenciado en distintas ciudades de Argentina, sobre temas de Poesías, Literatura y movimientos contraculturales.

Coordina Talleres Literarios.

Lleva a cabo Cafés Literarios, recitales de poesía, espectáculos poético artísticos.

Participa como poeta invitado en distintas ferias del libro del país (Córdoba, Villa Mercedes, Rosario, Mendoza, Villa Dolores) y en Ferias del libro alternativas e independientes.

Fué miembro del Círculo de Narradores “Paso del León” y uno de sus coordinadores.

Es Vicepresidente del Grupo Literario Tardes de la Biblioteca Sarmiento que lleva mas de medio siglo trabajando por la Cultura y lleva a cabo desde hace mas de 50 años ininterrumpidos los Encuentros Internacionales de Poetas en la Ciudad de Villa Dolores.

Publica en antologías poéticas, revistas, diarios, compendios de narrativa y cuentos del país y de Latinoamérica.

Administra y coordina tres blogs que se actualizan diariamente:


http://cenicientademendigosyladrones.blogspot.com/


http://grupotardesdelabibliotecasarmiento.blogspot.com/


http://plectrosvisuales.blogspot.com/



Ha publicado los libros: Detrás de la noche (Poesía) 2001

Remolinos de sal (Poesía) 2005

Naves de fuego (Poesía) 2009

En preparación: Crónicas Urbanas (Relatos)

Tatuajes Despojados (Poesía)


miércoles, 26 de octubre de 2011

Gabriel Riobó

Cuentagotas


Sumergido en el círculo
se hace laberinto
en la ética de ser otro.
Corbatas de seda.
Papeles en el cesto.
Secretarias efímeras.
Su jefe sigue gordo.
La foto de sus hijos.
Caen muros y trofeos
aplausos y máscaras.
Tras el telón
la rutina
baraja su teatro.
Se sabe vulnerable.
Nueve y veinte
tantea los bolsillos
y recurre a su cospel.
Regresa a casa.
Su mujer los besa.
Relaja el cuerpo
y sostenido de sonrisas
culmina de pie.
Su café se enfría
nada más blanco
que el sabor
de su deshielo.

             de El orbe es mi ceniza

 


Sábanas blancas


Hace mucho
que no escribo

no releo
no pulo
no plagio

Suelo dormir

a la izquierda de un fantasma


de Rompevidrios

                                                 

 

La aceituna


                                             En 1987 American Airlines ahorró 40.000 dólares
                                                               eliminando una aceituna de cada ensalada
                                                                                    que sirvió en primera clase. 
Contra el vidrio
en la cabina de mandos
a la velocidad de la muerte
se rebela
la aceituna.
Por el altavoz, la azafata, anuncia:
Atención Atención
la aceituna verde no se deja atrapar.
Absorbidos por la ira
los pasajeros
se precipitan:
“aceituna verde
aceituna verde y aterrada
aceituna verde y condenada
aceituna del mal
a c é r c a t e “
Por el mismo altavoz, el piloto, desahoga:
Atención Atención
motor en llamas, motor en llamas.
Y todos a la vez
agachan sus cabezas.
Cabezas de ira. Cabezas blancas de ira. Cabezas de fuego en el final.
Y dirán las pericias
que fue un accidente
que la aceituna, de primera, no fue devorada
que a esa altura, el milagro, ya había ocurrido:
la ira de los otros
ahora
es su ira.
Aceituna negra, llena de ira.

El sol se derrama
y el avión se estrella.

Acaba la ira.

En la caja negra
                                             da vueltas
                                                             la aceituna.


  de Rompevidrios






Inéditos


Abrir las alas


ella
quiso ser
una mariposa fugaz
pero se tuvo que contentar
con ser apenas
un bicho más
de esos
bolita


Condena

río
eso serás
un río quieto
como esos que fluyen
río arriba
buscando escaparse
de aquello
que siempre
dicen
olvidar



Las uniones imposibles

esta vez
la historia transcurre
al caer la noche
gritos en la nieve
nieve blanca sangre tibia
alguien canta un dulce manjar
azafranado
picante como el engaño
decisivo como el amor
ella escapa
y el lobo
extraviándose de la muerte
regresa
desnudo de presas
a su cuento original



                                     "La mayor parte de la escritura
                                                      se hace lejos de la máquina de escribir"

                                                                                                            Henry Miller

ya en marcha y en plena autopista se puso a revisar en su memoria lo que hasta ahí le parecía el mejor cuento que había escrito la noche anterior a solas con su gato y sus puchos sin embargo no pudo dejar pasar por alto el detalle el ínfimo descuido de olvidar poner una coma a su texto una mísera y puta coma necesaria a esta altura para que su relato fuese el mejor de todos o sin querer el mejor de esa noche por lo tanto debería volver debía regresar por aquella coma o todo se arruinaría y su cabeza ya no volvería a ser la misma de antes de antes del atado de cigarrillos el gato lamiéndole las manos y su mujer tirada sobre la madera con el cuchillo en el pecho




Córdoba, miércoles 22 de abril de 2009

A la Dra Almuni
De nuestra mayor consideración:
                                                          Por la presente nota le acercamos informe del estado y de otras consideraciones a tratar de la vivienda de Antonio del Viso 861, Alta Cba. A nivel general la casa se encuentra en muy buen estado de presentación y de conservación, lo cual hace que se torne muy agradable y confortable su vivir. Los únicos detalles de pintura son los correspondientes a las distintas aberturas (puertas, marcos, ventanas). Por tal motivo se podrían realizar algunas mejoras, sin necesidad de repintarlos completamente. El lavatorio del baño (parte superior) presenta problemas de estructura y de colocación, por lo que recomendamos su recambio.  Con respecto a la falta del picaporte en cocina no consideramos necesaria su reposición, ya que dicha puerta, que da al patio, se encuentra bloqueada por un mueble de cocina que necesariamente debe ocupar ese lugar. Por último le solicitamos, para el pago de alquiler del próximo mes, considere un descuento proporcional, ya que tomamos posesión de su vivienda el día martes 14 del presente.
                                                              Sin otro particular la saludamos atte, esperando su pronta visita.

                                                
                                    Aldana Striglio                                Gabriel A. Riobó 




                                                        Suerte

La suerte está echada. Ha sido un largo día para ella, necesita descansar.
La suerte está tranquila, recostada, ahí nomás, junto al río.
Deshoja una nube, silva con el viento. Se ríe, llora. Espera algo.
O alguien que le diga: —Hoy es tu día de suerte.




Cargohidratos
                                                                                    
          Glúcido Sacárido se morfaba los cargos. Gerente, recepcionista, profesor, operario, director, estampador textil, serigrafista, clarkista, repositor externo, asesor, senador, jefe de personal. Se los morfaba a todos. No dejaba disponibles. Ni bien salía uno, allí estaba: presente y afiladísimo. Competitivo.
          Su curriculum vitae era enorme. Los médicos que alguna vez lo atendieron  nunca pudieron ponerse de acuerdo, unos opinaron sugestión, otros, digresión.
         –Masticate un chicle, tragá saliva – le aconsejaban sus amigos.  Pero no había caso. Apenas agarraba un puesto los botones de su camisa explotaban como una ballena adentro de una Pelopincho.
          Glúcido Sacárido no usaba escarbadientes. Tenía la ventaja temporaria de la arrogancia, pensaban sus competidores. Saciarse hubiese implicado permanecer fijo. Pero no. Por eso seguía. Por eso se seguía empleando en morfarse los cargos. Uno por uno. Incluyente. Al asecho. Más allá de los sueldos.  Rápido y tajante.        
          Pero en el 2009 la bulimia del desempleo se tragó a unos cuantos.
          Glúcido Sacárido.
          El día que lo echaron no pudo digerirlo.


El interior de la ballena

     Nada más cercano a nosotros mismos que nuestro propio interior.
     Sin embargo cuando hablamos “del interior” lo hacemos siempre desde un supuesto centro, centro a su vez leído e interpretado como otro y desde otro interior.
     Lo y El interior es definido entonces como doble lugar de posicionamiento y límite ilimitado del enunciador y de los enunciados (lugar del que fotografía/lugar de que recepta). 
     El interior es un supuesto imaginario compartido. La fotografía es incorporación de imaginarios: ABSTRACTO/FIGURATIVO; todo el arte fotográfico debería ser conciliador, porque todo interior es recorrido, itinerario, extrañamiento, por y para descubrir.
     Toda fotografía es interior y anterior a sí misma.




Gabriel A. Riobó nació en Pto Madryn en 1977. Al año se radicó en Bell Ville y desde 1996 vive en la ciudad de Córdoba. Participó en los grupos literarios Comerás papel y Disculpen la demora. En el 2003 con “El orbe es mi ceniza” obtuvo el Premio Glauce Baldovín para autores inéditos. Con “Rompevidrios” mereció la 4ta mención del concurso Premio Estímulo Jóvenes Creadores de Córdoba 2005. En la actualidad cursa(ba) la carrera de Letras Modernas en la UNC y dicta talleres culturales en Casa del Joven y DASPU. Con un grupo de amigos fundó tinta de negros ediciones. Con respecto a la poesía y otros “géneros” no cree mucho en las etiquetas o fórmulas preestablecidas, más bien prefiere hacerse amigo de las palabras y ver pa`dónde disparan. Le gusta matear, sacar fotos y escuchar a los Beatles.
Hasta el momento no ha sido traducido a ningún idioma.
gabrielriobo@hotmail.com