domingo, 10 de abril de 2016

Alfredo Luna, un remolino vagando por el monte


un remolino vagando por el monte


extraño la casa donde nacimos

era un páramo de luz, un erial de mica
una campana de mirlos llamándonos

era dulce paraíso sin fondo donde se tejían sueños

un largo abrazo de viento era mi casa
y extraño el fuego melodioso de aquellos días

también volvía el escarnio de la creciente
cuando las cosas rodaban como toronjas de greda
por el agua que implorábamos
los estragos del sol en Capayán
las rajaduras en el rostro de la tierra
que duelen todavía como escaras en la parte más indefensa

recuerdo a los ciegos del salitral
con los ojos amortiguados de maleza translúcida

de visiones que nutren el árbol de la esperanza

me falta la casa y sobra el desamparo
me convoca la tumba donde moriremos

porque dios está lejos
descomunal orfanato es este mundo.




toda latitud es propicia para desorientarnos


esta niña de plumas de porcelana y de rocío
esta niña de pétalos de escándalo
esta niña sábana de estrellas y crepúsculo
esta mujer brisa en los ojos
esta mujer arcoíris espeso de los días
esta mujer caballo de música

esta niña esta mujer

es la muerta

a Delmira Agustini




en la penumbra te disuelves en sorbos de arena


quiero llorar arriba de tus latidos
sentir los azotes de tus gimoteos
quiero aullar como daba reluciente - dije -

pero ella ama al papi arrebatado

por eso lo poda
y cuelga sus criaturas

negro esperma
el de la noche.




el territorio del silencio tan sinuoso y brillante


en el sueño de los azhares
en las hojas que se arrastran cuando la brisa
en el ansia sangrienta de mis días
y su inexplicable levedad

como el niño que busca panes de sol
como un perro acechando
del revés y a contramano de los sonidos

en los pliegues de aire
en el goce del mar
y la lenta agonía de los algarrobales
te busqué, Poesía

estoy suspendido en el abismo
para que me desgarres, Poesía

yo sabía que la Belleza es ciega
y duele.


Poemas de Testigo infiel (Ediciones en danza,2015)


Alfredo Luna nació en San Fernando del Valle de Catamarca, Pcia. de Catamarca, en 1953. Publicó: Las palabras imposibles (De la Constitución, 1993), Los días demorados (La palabra mágica, 2005), Los fuegos prometidos (La palabra mágica 2006), La mirada sonora (La palabra mágica 2008), Vigilia hereje (Último reino 2013), Palabra matada (Alción, 2014)


domingo, 3 de abril de 2016

Alejandra Mendez, como un ave herida en la marea




El poema

Debe dejarse morder/por un hombre casi
como en el silencio.
El afilado cuchillo de la escarcha/llama a la puerta elegida/
entonces: el sentido (sin) de las cosas/llanas hablan
por su cuenta sin decir/nada de la plegaria que atardece
con la sangre. Penetrarán la noche/el frío/en (ti)nieblas.
De allí el vacío y la letra con la daga.
Es como la madera misma del ataúd/que los otros soñaron/
para uno.
Las cuatro esquinas de la cruz/que cargaremos en gozo/
por la calle incorporal.
Se termina/la última palabra/
del último verso/
de la última estrofa.
Todos los días es el fin del mundo.



Encorazonada

Nada al corazón
la sabia
que es sangre
del árbol.

Nada al corazón
la sabia
que es cuerpo
del árbol.

Nada al corazón
la sabia
que es mente
del árbol.




Aquí

Apoyo un pie
a lo niño prematuro
en la tarea.

Tú miras el siguiente
esperando.
(dichosa-desdichada)

Apoyo otro pie
como un ave herida
en la marea.

Aquí estoy,
empezando a caer
entre tus muertos.


Alejandra Mendez
Poemas del libro Tarde Abedul (La pulga renga 2013)