Si
no me ven,
no
existo.
(O
existo en otro lugar,
que
es como si no existiera).
Por
qué tengo que ser yo
la
que mira por la ventana.
La
lágrima
despojó
a los hijos
de
su deber.
Hizo
flaquear
sus
ambiciones.
Y
gobernó
en
el desierto,
donde
habían construido
su
nueva casa.
La
lágrima
impuso
condiciones.
Todo
nos falta
en
esta caminata.
Tal
vez
una
flor silvestre
nos
alimentará
con
su gota dulce
hasta
que llegue
la
mañana.
A
través del espejo
todos
son iguales
a
mí.
Dentro
del espejo
todos
respiramos
el
mismo aire
transparente.
Fuera
del espejo
todo
es extraño,
hasta
el aire
que
me falta.
Mientras
estoy aquí
tal
vez
otro
allá
podría
tocar mi mano.
Mientras
estoy aquí
tal
vez
alguien
pasa frente a la puerta
allá.
Si
sus manos fueran
como
la lluvia,
no
nos dejarían
de
acariciar
ni
un momento
Entonces
no
tendríamos
este
fuego
aquí.
Sus
manos
lo
apagarían.
Lavarían
y
curarían
todas
nuestras
heridas
¿Así
cae una estrella
o
así desaparece
una
mariposa
en
la llama?
Ni
la estrella
cae
ni
la mariposa
se
abrasa.
Y
no se entiende
por
qué
aún
reina
tu
extraño equilibrio
del
universo.
De
regreso.
Todo
está igual.
Nada
está igual.
Se
mueven los días
y
las estrellas
buscan
la forma
de
recomponer el universo.
De
El fuego invisible (Alción, 2001)
María
del Carmen Marengo nació en 1968 en Balnearia, provincia de Córdoba, y
actualmente reside en Córdoba. Es Profesora en Letras y poeta. Su ensayo
Geografías de la poesía (2006) obtuvo el primer lugar del Premio Luis de Tejeda
2005. Fue becaria de Fundación Antorchas entre 2000 y 2002 y entre 2003 y 2005.
Publicó los libros de poesía El fuego invisible (2001), El camino de los
ángeles (2003) y El libro de los jardines y los abismos (2007).